¿Son tóxicas las patatas para mi perro?

Las propiedades de las populares patatas

Patatas fritas, asadas, hervidas, horneadas, rellenas, guisadas, en puré, como croquetas, en ensaladas, ñoquis o en una tortilla... No hay duda de que las patatas son prácticamente imprescindibles tanto en la dieta mediterránea como en el mundo entero.

A fin de cuentas, es un alimento versátil y el acompañamiento ideal cualquier tipo de comida. Y, así como se pasean por nuestras recetas, pueden llegar a los platos de nuestros canes con mucha facilidad.

La patata (Solanum tuberosum) pertenece a la familia de las solanáceas. Es un tubérculo que ha pasado a ser un elemento indispensable para una alimentación saludable y equilibrada. Su potencial energético y su fácil digestión la han convertido en el carbohidrato ideal de los atletas de alta competencia.

Las patatas contienen hidratos de carbono complejos y fibra; representando una fuente importante de energía. Como tal, son ricas en vitaminas del grupo B (B1, B2, B6) y presentan un alto contenido de potasio. La patata también contiene vitamina C, niacina, ácido fólico, selenio, magnesio, hierro y flúor.

Por su contenido energético, las patatas se emplean (en muy baja proporción) en la formulación de piensos para perros. Como incluyen almidón, se comportan como elemento aglutinante. Habitualmente, los perros pueden comer patata, aunque nunca como elemento principal de la dieta.

Entonces, ¿cuál es el problema con las patatas?

A pesar de sus potenciales beneficios en la alimentación, la parte verde de la planta (como son sus hojas, tallos y brotes), así como las patatas crudas (parte comestible) y flores pueden contener una alta concentración de solanina y chaconina, sustancias que resultan tóxicas para los perros y también para las personas.

Pero, ¿qué es la solanina y chaconina?

Son glicoalcaloides, un tipo de alcaloide que puede resultar tóxico para los perros y que tiene un sabor muy amargo. Este compuesto se encuentra en las hojas, frutos, flores y tubérculos de las plantas que pertenecen a la familia solanáceas, como la patata, el tomate y la berenjena.

Las plantas generan estos compuestos de manera natural como un mecanismo de defensa contra las plagas. Su amargura evita que esos molestos detractores dañen las plantaciones, pero también es un indicativo de la presencia de la toxina en el tubérculo.

La solanina es una sustancia muy tóxica, inclusive en bajas concentraciones. La cocción como tal no es suficiente para evitar que cause problemas de toxicidad. De allí el cuidado que hay que tener al momento de ofrecerles patatas a nuestros perros y gatos (o de llevar una patata amarga a la mesa).

A pesar de que son elementos naturales cuya formación depende de la genética de la planta, la concentración de estos compuestos tóxicos puede ser influenciada por mecanismos de temperatura, luz y estrés. Esta es una de las razones por la cuales las patatas se almacenan en condiciones de oscuridad y temperaturas bajas: para controlar los niveles de alcaloides.

¿Cuáles son los niveles aceptables de solanina en las patatas?

Esto va a depender de la forma de cultivo, la variedad de la planta y, como mencionamos anteriormente, la forma de almacenamiento o la temperatura. Normalmente, se pueden conseguir en diferentes proporciones en las hojas, la cáscara o en el cuerpo del tubérculo. Te dejamos las cantidades aproximadas en miligramos del glicoalcaloide por kilogramo del producto:

  • Piel de la patata: de 300 a 600
  • Brotes de la planta: de 2000 a 4000
  • Flores: de 3000 a 5000
  • Cuerpo de la patata: de diez a 130 (valores normales)

Es importante hacer la siguiente observación: a partir de 140 o 150 miligramos del glicoalcaloide por kilogramo del producto se empiezan a detectar los sabores amargos de la patata, un indicativo claro de sus niveles de toxicidad. Valores superiores a los 200 miligramos se consideran peligrosos, inclusive para el consumo humano.

No hay reglas que estimen el consumo seguro de glicoalcaloides para las mascotas o las personas. Sin embargo, la FAO y la OMS establecieron desde 1992 que una ingesta diaria "no tóxica" iría entre dos a diez miligramos del glicoalcaloide por cada 100 gramos de patatas.

 

Efectos de la intoxicación por solanina

Los efectos suelen ser muy variados y dependerán, básicamente, de la cantidad de toxina consumida. En casos de intoxicación leve a moderada, se manifiestan trastornos gastrointestinales y neurológicos importantes, que incluyen diarrea, vómitos y malestar abdominal general.

La ingesta de pequeñas dosis se asocia a lesiones neurológicas, como descoordinación motora, convulsiones, falta de equilibrio, irregularidades cardiacas, etc. En casos de alto contenido de solanina, se intensifican los trastornos gastrointestinales.

Vale destacar, además, que la solanina tiene una acción hemolítica que, en casos extremos, puede llevar a desórdenes neurológicos severos, hemorragias internas, derrame cerebral o la muerte.

Tratamiento para la intoxicación por solanina

Al igual que en otros casos de envenenamiento con alcaloides, no existe un antídoto que elimine o disminuya los síntomas clínicos asociados con la intoxicación por solanina. Los tratamientos que aplican los veterinarios se centran en el control de los síntomas y terapias de sostén, como la aplicación de sueros, hasta que las reacciones adversas desaparezcan.

Ten en cuenta que, una vez que la toxina es absorbida por el sistema digestivo del animal, su acción se hará evidente a las pocas horas. Si vas a actuar, el mejor momento es ahora.

Una parte importante en la práctica de primeros auxilios es la inducción del vómito. Para ello, se puede suministrar un compuesto emético al can; siempre que el método preventivo sea autorizado por tu médico veterinario.

En los casos extremos, debe realizarse lavado estomacal o administrar carbón activado para disminuir la absorción de la toxina por parte del animal. Este tipo de procedimientos se realizan solo en una clínica veterinaria.

Medidas seguras para incluir las patatas en la dieta canina

Antes de pensar en cómo cancelar la respuesta del peludo a la ingesta de altos contenidos de solanina, lo más recomendable es adquirir hábitos seguros en la selección, manejo, almacenamiento y cocción de las patatas:

  • Pela las patatas, ya que la piel concentra altas proporciones de la toxina.
  • Si las compras en grandes cantidades, consérvalas en un lugar oscuro a temperatura ambiente.
  • Desecha las patatas con zonas verdes, así como las que presenten brotes o se encuentren muy viejas.

En casos de emergencia, puedes contar con Santévet y su seguro para perros.

Puedes echar un vistazo a algunas plantas tóxicas como el lirio de los valles en nuestro blog.